“QUIERO TRANSMITIR EN MIS OBRAS LO QUE ME APASIONA”
Con 26 años es un artista con una amplia trayectoria, el ilustrador Eduardo Vago estudió acuarela en Roma por tres meses, diseño gráfico en Buenos Aires, y acuarela con Claudia Boettner y ahora después de trabajar en empresas publicitarias se dedica a exponer y vender sus pinturas.
¿Quién fue tu ejemplo a seguir ?
“Siempre fui yo mismo, si bien hay artistas y autores que me gustan nunca me fanatice con ellos como las demás personas. Para mí, mi familia es lo primero, siempre me apoyan incondicionalmente,por lo que ellos me demostraron, porque a pesar de la fallas que puedan haber yo sé que en mi familia siempre voy a encontrar apoyo sin esperar algo a cambio.”
¿Cuándo piensas en amor?
“Para mí el amor y la felicidad son prácticamente sinónimos, aunque es muy difícil llegar a eso, si alguna vez le querés a alguien realmente, te das cuenta que es lo más lindo que hay, todo cambia de color cuando sentís amor real, a veces creemos que lo que sentimos es amor y nos empecinamos en que esa sensación superflua parecida se transforme en amor aunque no sea así (…)
¿Cómo defines tu personalidad?
“Soy muy cambiante, no tengo una personalidad definida, soy impredecible, puedo pasar de una felicidad a una tristeza en cualquier momento, soy muy impresionable, me afecta el sufrimiento de otras personas, la alegría también rápidamente se me contagia, no creo en los planes a largo plazo, no me gusta ilusionarme, creo más en el día a día”
¿Qué ha tenido más influencia de tu pasado en tu presente?
“Yo creo que desde el colegio ya me influenciaron, me encaminaron mis profesores de colegio de literatura y artes plásticas, aprendí mucha cultura general, y les agradezco a los que supieron ver algo en mi”
“Yo crecí en el barrio los laureles que es un barrio residencial e iba al colegio internacional, a los 10 años, creo que tenía, me reunía con mis vecinos y hacíamos dibujos animados, enmarcábamos y vendíamos era como nuestra mini empresa y así nos divertíamos, hasta que un profesora nos prohibió vender en el colegio y se frustró mi sueño de comerciante” (dice riendo)
¿Siempre te dedicaste al arte?
“No, al comienzo no sabía qué hacer, viaje a roma tres meses y tome cursos de acuarela en cursos de bellas artes, empecé trabajando con mis padres, a los 19 años tuve mi primer empleo formal haciendo atención al cliente para una empresa telefónica y estudiaba relaciones internacionales, yo pensaba estudiar diseño gráfico y me seleccionaron para una beca en Buenos Aires, le conté a mis padres, ellos me apoyaron y el año pasado volví a Asunción.”
¿Cómo crees que te ven las demás personas?
“No es algo que me cuestione demasiado, yo creo que me ven como alguien que hace lo que le gusta, me anime a hacerlo, poco predecible, algunos piensan que soy amable, que pueden contar conmigo, me ven como un soporte pero muchas veces soy yo el que más necesita su contención (…)
“Uno elige o no ser feliz, poniendo en la balanza si te comparas con los que tienen más que vos nunca vas a ser feliz, la felicidad es un conjunto de momentos, depende de cada uno ser feliz con lo que tiene, yo estoy contento estoy haciendo lo que me gusta”
¿Cómo reaccionas ante las cosas que le disgustan?
“si es algo que no puedo solucionarlo si escapa mis limites me mantengo al margen no quiero que me afecte, no me quiero estresar, soy nervioso y perfeccionista, no me gusta que me interrumpan cuando estoy concentrado pero a pesar de eso no soy orgulloso, si sé que me equivoque me disculpo (...)
Eduardo cuenta acerca de su trabajo que su primera inspiración surgió a base de un quiebre emocional y la necesidad de calcar sus sentimientos.
¿Qué idea tiene sobre “el éxito”?
“Para mí el éxito es un invento” confiesa después de pensarlo unos segundos. “Yo no creo en el éxito porque mucha gente a la que uno considera exitosa terminan mal por culpa de las presiones que el éxito exige, así que para mí, el éxito es hacer lo que a uno le guste y ser feliz con eso, sin que te absorba, si tiene que llegar va a llegar”
¿Cómo te gustaría que te recuerden?
“No sé si quiero que me recuerden a mi o a mis obras, aunque estén emparentadas, quiero que recuerden lo que quise transmitir con ellas, quiero que me recuerden como soy, hice lo que me apasionaba”
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